19 de febrero de 2008

Vacaciones de mi corazón: muags



Que escalofriante es cuando, luego de haber pasado días disfrutando de las beldades de nuestro pais, la costa, el lago, la tranquilidad, etc. Hay que comenzar a pensar que hay que retomar el ritmo laboral. Es algo que, seguramente, no aceptaré nunca. Bueno, tampoco quiero gastar mi tiempo ni desgastar mi cerebro pensando en ese momento tétrico así que dedicaré la entrada del día de hoy para relatar, bien sucintamente, lo que han sido mis vacaciones.

El año pasado me mandé un viaje que nunca pensé realizar tan pronto, el viaje a Iquique, no imaginé ir a veranear a esa maravillosa ciudad ni menos conocer Humberstone, Pica, Alto Hospicio y otras partes típicas de la zona. Fue mortal el paseo y la compañía fue mejor, pero de eso no voy a hablar porque he ido contra mis más firmes principios (que de repente no son tan firmes) y algunas personas se han enterado de cosas muy mías; eso porque, quizá, me dejo llevar por la emoción del momento; aunque nunca me he arrepentido. Eso que quede claro. En fin, volviendo al viaje me parecía que sólo viajando lejos era la única manera de sentirme “en vacaciones” y eso sumado a que el verano anterior me pegué un viajazo a La Serena y digo viajazo porque fui en bus… (cosa que me causó una desolación tremenda cada vez que me alejaba más de Santiago y el paisaje se iba tornando más árido), a Iquique fui en avión (eso merece una entrada aparte). La idea de vacacionar lejos de mi Arauco indómito surgió del hastío, de ese tedio de ver a las mismas personas todos los días y de las discusiones típicas con la gente de mi casa, si hasta el paisaje perdía gracia y se metamorfoseaba en algo absolutamente “gamuza”.

Este año fue diferente, el verano 2008 marca un hito importante porque me reencontré con mi Arauco Sangriento (como diría alguien por ahí) y eso, a fuerza de no tener mucha plata pa salir a otro lado- Valdivia por ejemplo- y en esa vacilaciones estaba cuando mi padre decide ir a Santiago y nos pegamos unos paseos muy mortales por la Piojera, el Hoyo, Las Tejas, la Fuente Alemana (mi papá quería recordar viejos tiempos) y pucha que lo pasamos bien, con broche de oro, incluso, en Bellavista carreteando con un compadre que era fleto y usaba pelucha y lentes como los del chavón y mis primas de Chillán con sus repectivos pololos… además fue Harry Potter pero mejor me callo, sino me puede mandar un hechizo – bien malas pulgas- Nada que decir, hasta matrimonios y celebraciones hubo entre medio. Pero lo diferente llegó cuando regresamos a Arauco y comenzamos a disfrutar de la playa infinita, interminable y muy placentera. De ese mar delicioso de Llico, de las empanadas de macha queso, jaiva queso, de los paseos al río, de los almuerzos de mi mamá, de los copetes de la noche con la Marce, del paseo a Cañete y por supuesto del paseo al lago Lleu Lleu que me dejó enamoradísima y con ganas de volver; sin olvidar las visitas que tuvimos, ilustres por cierto. Aunque claro, siempre quedan algunas cosillas en el tintero y una de esas es el paseo a Dichato y los días que pasamos en Concepción en conjunto al karaoke y otras tantas cosas.

Entonces, como aún no terminan mis vacaciones, imposible hacer un recuento porque no quiero que se acaben y porque aún queda tiempito para disfrutar.

Estoy contenta, he disfrutado de mi Arauco querido, de mi familia linda, de gente buena onda y por supuesto de mi historiador bolchevique.

Gracias verano, gracias vacaciones y gracias Arauco porque la tierra siempre llama y es noble, incluso, si el hombre decide emigrar.

Hay que unirse a esta cruzada

Bolsas, Carteras, Bolsos.. elegid fémina glam

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