24 de agosto de 2007

Érase una vez...



Érase una vez, una mariposa, una mariposa en vías de serlo, una pseudo mariposa, bueno, tenía la intención de serlo pero no lo era. Vivía la "mariposa" en un lugar apartado del mundo, en una casi ciudad, una pseudo ciudad, que aparentaba serlo, pero no lo era.
Y la mariposa, que más bien parecía flor marchita, se posaba de rama en rama, bailaba con poca fuerza y, de no ser por sus dulces amigos: una sabia madriguera, un aromo perfumado y una estrella de chocolate que siempre la llevó en su corazón,además de las siempre solidarias nubes;se habría convertido en gota de agua para ahogarse en la inmensidad del mar, aplastada por las de su misma especie.
Al cabo de un tiempo, y cuando la flor marchita, ya no sonreía y cuyos colores se mimetizaban con su tristeza amarga... su amiga estrella se acercó, y tomándola de la mano le dijo:
- Poco es el tiempo para ser feliz y muy largo el que ocupamos en entristecernos. A veces decaigo,a veces me siento tanto más triste que tú, pero saco fuerza de donde tengo que hacerlo: mi entorno. Quiero que sepas que cuando tu cielo esté gris yo estaré desde algún lugar iluminándote, pero debes querer recibir mi luz, de otro modo no podrás sentirla.
- Agradezco, tu bondad. Replicó la flor marchita. - Pero no puedo ser egoísta y darte solamente malos momentos.

Sin esperar la respuesta de la estrella, la flor se alejó, con sus alas o pétalos decaídos... caminó y se propuso seguir viviendo por sí misma y no por su tristeza. El tiempo trajo lluvia, frío y mucha desolación, y la mariposa en eso estaba, viviendo su vida, cuando del camino se encuentra con un príncipe de negros cabellos, sin corona, sin caballo, pero con un libro en sus manos. Ella lo quedó viendo, sobrevoló su cabellera negra y él la sintió y luego la contempló. La mariposa sintió que desde su interior emergía una ternura y belleza inimaginables. Sin decir palabra, el príncipe caminó y se sentó en el prado:
- Desde donde vengo, hay miles de mariposas, todas de múltiples colores, los más brillantes, los más originales, los más incandescentes... ahora que te veo me doy cuenta de que no tienen por qué ser todas iguales. Tienes algo, un encanto... no lo sé.
La mariposa, perpleja ante tales susurros de miel, sonríe y revolotea hasta perderse en la brisa.

Todos los días, se juntaban a conversar, reían, comentaban el libro y coqueteaban tiernamente. Así, la mariposa se volvió hermosa, se volvió dulce, tierna y por sobre todo muy alegre. El príncipe entonces, sintió que quería conocer el universo de la mariposa y con el poder del libro, se convirtió en un dorado colibrí. Volaban juntos otorgando el más maravilloso de los espectáculos. El amor vivía en ellos, y todos los del entorno de la pseudo ciudad estaban felices por la alegría de sus amigos.
Ellos vuelan siempre,se detienen, ríen, pasan por tormentas, sucumben ante los huracanados vientos, pero siguen volando...

La mariposa se siente bella
y el príncipe feliz...

Y cuentan de estas suertes, que cuando uno está triste, una mariposa y un colibrí aparecen jugueteando en la ventana, en señal de que la tristeza es sólo un momento y que la alegría está por venir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy lindo cuento, al principio me dio flojera leerlo, pero luego comprendí mientras leía, lo significativo del mensaje, la moraleja. Eso de que en realidad muy valioso tiempo perdemos en estar tristes, en amargarnos y sumergirnos en la oscuridad más absoluta. Mejor vale aprovechar cada minuto con esas personas que realmente nos llenan y hacer felices... Porque hay que tratar de ser felices de alguna forma, aunque a veces cueste. La felicidad completa al menos para mí no es del todo real, pero por lo menos hay que aprovechar los buenos momentos, y aprender de los malos.

Besos, y mucha suerte pa lo de esta semana. Te irá bien, como siempre....

Hay que unirse a esta cruzada

Bolsas, Carteras, Bolsos.. elegid fémina glam

Powered By Blogger